El método Montessori, propone que el niño se desenvuelva de forma independiente a lo largo de su vida. Para esto, el hogar debe contar con un ambiente preparado con todo lo necesario para que el niño se desarrolle con naturalidad. La libertad es el punto de partida de este método, ya que permite que el niño cree sus propias decisiones y que realice las actividades por sí solo desde temprana edad. Sin embargo, el adulto o el padre, debe ser también parte del proceso, es el guía que estimulará al pequeño a que comprenda por sí mismo el mundo.
Los primeros tres años de vida, son el embrión espiritual donde el niño logra incorporar en su mente diferentes experiencias y vivencias del mundo que lo rodea. Por lo que al cabo de los tres años, tendrá las herramientas necesarias para poder analizar el mundo desde otra perspectiva.
De los tres a los seis años, el método propone una currícula que pretende guiar al niño. A continuación te explicamos en que consiste:
La primera etapa: la vida práctica
Dentro de esta etapa, el niño debe comenzar a desarrollar actividades que para él han sido familiares desde su nacimiento, entre esto se encuentra, lavar los platos, ordenar la mesa, levantar la mesa, llevar al lavabo sus utensilios. Dentro de este proceso es importante enseñar los modales de gracias y por favor, para que el niño esté agradecido de quien hace estas actividades y comience a valorarlo. Además, este proceso es muy importante ya que ayuda a que el niño desarrolle el aparato psicomotriz, con esto, podrá tener mejor manejo de sus extremidades. Finalmente, dichas actividades le ayudarán a concentrarse y a tomar consciencia de que depende de él realizar lo que se le propone.
La segunda etapa: sensorial
Esta etapa hace que el niño eleve su capacidad de percepción, por lo tanto, se evocará más a la experimentación de los cinco sentidos. A través del tacto, el gusto, el olfato, el oído y la vista, podrá comenzar a conocer el mundo desde otro aspecto, lo que le permitirá abrir su mente y ser más perceptivo a estos elementos.
La tercera etapa: lenguaje
Durante los tres años que el niño tiene de vida, ha ido incorporando el lenguaje dentro de su cotidiano vivir. Por lo tanto, esta etapa será un proceso de práctica por el que el niño con ayuda de los sentidos y el lenguaje verbal, comenzará a incursionar en la lectura. Este proceso puede ser un poco tardío sin embargo, se debe fomentar no solo con textos relacionados a la lengua, sino con el arte, la música, historia, etc. de forma que para el niño represente algo nuevo y la curiosidad lo haga aprender poco a poco.
La cuarta etapa: matemática
Esta etapa sirve para que el niño comience a incorporar en su mente y en su vida los conceptos que rigen las ciencias matemáticas. Esto debe ser con ayuda de métodos como juegos donde se deban realizar pequeñas sumas o sustracciones. Objetos que deban contarse y otros desecharse, todo conforme a la edad del niño y con cosas novedosas que representen un reto interesante para el infante.
Todos estos procesos deben ir acompañados de un ambiente adecuado para que el niño pueda realizar estas actividades de forma independiente y con el adulto como guía sin que intervenga en el proceso. Esto se logrará con una habitación acomodada de forma correcta. Lo que necesitas es:
Una cama que no tenga barrotes, no es necesaria una cuna. Bastaría con un colchón que este ubicado en el piso para que así el niño pueda desenvolverse sin la ayuda del adulto, que pueda bajar y subir completamente solo, esto lo hará sentir suficiente para realizar lo que él desea. Ya que la cama estará en el piso, este debe ser cálido y sin obstáculos para que el pequeño pueda desplazarse por toda la habitación sin el mayor riesgo.
Los tonos de la habitación deben ser preferentemente claros para que ayuden a que el niño se relaje y no tenga mucha distracción. Esto hará que vea su dormitorio como un lugar tranquilo en el que puede refugiarse. Finalmente, será importante añadir al cuarto muebles y espejos que estén al alcance del niño, es decir que este pueda fácilmente alcanzar los objetos. Todo en pro de que sea lo más independiente posible y comience a crear consciencia del mundo real.
Estos pasos, prometen crear un niño lo suficientemente centrado en la realidad, capaz de desenvolverse de forma correcta en el mundo y de ser lo suficientemente independientes para sobre llevar un sinfín de tareas y obstáculos.